martes, 1 de septiembre de 2015

Una primera semana para olvidar



Cuando se inauguró la Vuelta 2015 con el simulacro de CRE por el paseo marítimo de Puerto Banús, quienes habíamos visto el recorrido de la primera semana –o primer bloque, hasta el día de descanso de hoy- ya intuíamos que aquello iba a ser el menor de nuestros problemas como espectadores o amantes del ciclismo.


Lo que no podíamos adivinar era el bochorno vivido a todos los niveles, incluyendo por supuesto, la actitud de los ciclistas. Porque no es culpa de la organización –que ya tiene suficiente con lo suyo- que un ciclista se agarre al coche para reintegrarse en un grupo –y que posteriormente se borre de twitter, lamentable temporada de Nibali, se mire por donde se mire- ni que un tal Ambrossini intente robar en directo una bicicleta a un ciclista.


Sin embargo, el resto de culpas tienen un nombre propio: Guillén y sus secuaces.


Porque tienen la culpa de este recorrido aburrido y repetitivo que durante la primera semana han perpetrado, con finales en cuesta por aquí y por allá. Y cuando el final no es en cuesta, la meta está lo suficientemente lejos del puerto como para evitar cualquier tipo de ataque, como en Cresta del Gallo –donde podrían omitirse fácilmente 3 kilómetros de llano intrascendente- o mismamente en la etapa de ayer donde Dumoulin se bastó y se sobró para alcanzar a tres ciclistas.


Porque tienen la culpa de haber echado de la carrera a uno de los mejores ciclistas del mundo por la actuación negligente de un motorista. Y que, no contentos con ello, es multado por la UCI –pueden revisar las multas de la UCI durante la Vuelta, donde la más ‘cara’ es impuesta por equivocarse de maillot. 400 francos suizos- y termina abandonando la carrera quemado por las heridas del atropello y quemado con la organización.


Porque tienen la culpa de meter al pelotón por recorridos que van contra todo tipo de lógica tanto por exceso como por defecto. Autovías en los últimos momentos de las etapas, eliminando casi cualquier probabilidad de aventuras en solitario; o tramos de descenso lamentables como la Cresta del Gallo o calles con bordillos y tranvías, como en la misma etapa.


Por ese tramo asesino metieron a un grupo de ciclistas, que cayeron en una montonera donde el peor parado fue Boeckmans, que terminó el día con 3 costillas rotas, un pulmón afectado y en coma inducido. Por la negligencia de la organización que no merece otra cosa que pagar por todos sus errores.


Porque han acomodado a los ciclistas, que en vista de que todos los días es sota, caballo y rey: fuga intrascendente, llaneo hasta el final incluyendo autopistas para pillar a los fugados  y muritazo youtube al final. Es por ello que la actitud de los ciclistas está dejando mucho que desear, porque saben que mañana será igual que hoy.


El mejor resumen lo hizo el ciclista del Caja Rural, Carlos Barbero, que dejó entrever que las fugas se hacían porque el pelotón se paraba ante cualquier intento a sabiendas de que la unión calor-etapa deja nulas probabilidades de llegar a meta.


En cuanto al desarrollo de la Vuelta, el Viernes vivimos una etapa penosa con una buena resolución de la fuga por parte de Lindeman; mientras que por detrás los favoritos llegaron en un intervalo de unos 30’’. Nada.


El sábado se vivió la jornada bochornosa por excelencia –ex aqueo con Marbella- con caídas por negligencia de la organización, el atropello a Sagan, la doble subida a la Cresta del Gallo y la victoria de Stuyven con el escafoides roto.


Al dia siguiente, el grupo llegaba a Cumbres del Sol, donde misteriosamente si vimos una buena subida a un murito. Desde el principio, Valverde imprimió un fuerte ritmo que seleccionó mucho el grupo –Quintana, Purito, Aru y Majka- aunque posteriormente se produjo el reagrupamiento general. 


Froome volvió a quedarse, pero creo que ha aprendido a correr la Vuelta. Sabe que con los pesetazos iniciales en los que Valverde y Purito llevan viviendo un lustro enfrentados lo único que hace es desgastarse. Sube a ritmo y mirando a la potencia de su manillar, sabedor de que no debe pasar de X watios hasta el momento Y. En ese punto, desencadena la tormenta perfecta y con su molinillo froomico es capaz de soltar a quien se proponga. 


Y así lo hizo, para luego quemarse y ser superado en los últimos 100 metros por un espectacular Dumoulin. El holandés, que debería haber nacido hace 20 años para tener opciones de rascar chapa en una GV a tenor de la progresiva pero imparable –y lamentable- pérdida de kilómetros CRI; supo regular y acabó haciéndose con el triunfo en una subida que a priori no le iba para nada.


Ayer lunes, con la meta alejada del puerto de 2ª categoría, la victoria iban a jugársela los passistas del pelotón que hubiesen sobrevivido a las caídas; de entre los cuales destacaba Degenkolb. Para él fue todo el trabajo realizado por el líder Dumoulin, pero que no supo rematar en la línea de meta, donde arrancó muy tapado y tuvo que conformarse con el segundo puesto, sólo superado por el italiano del MTN, Sbaragli.


De ahí, Castellón, a Andorra en un traslado en el que algunos equipos utilizaron helicópteros para llegar lo antes posible y evitarse 5 horas en un autobús. Otro de los graves errores de la Vuelta: traslados imposibles y no enlazados de forma natural. Una vez superado este problema, nos enfrentamos a la etapa más dura que jamás ha diseñado la Vuelta y personalmente opinio, uno de los mejores encadenados de ninguna GV de los últimos tiempos.


Un oasis en medio del desierto de las cuestas de cabras de youtube con los que la Vuelta nos viene deleitando hace tiempo. El interrogante está claro: ¿será capaz Dumoulin de aguantar? Al 99% de probabilidades, no lo hará. Cualquier otro escenario en el que retenga el liderato mañana sólo podría deberse a fumada total y absoluta de la etapa por parte de los ciclistas o una evolución ‘not normal’ que diría Lance Armstrong.


Mañana saldremos de dudas. El escenario está. Falta ver si hay ganas.

martes, 25 de agosto de 2015

La vuelta a la Vuelta



Después del bochorno vivido el viernes –por las fotos y decisión- y el sábado –por los equipos de cháchara por el recorrido- gracias a la pseudoCRE que la organización perpetró, por fin, llegó el domingo y se pudo iniciar con todas las de la ley la Vuelta a España; o lo que gracias a la organización queda de ella.

Y se hizo con una etapa que seguro hizo las delicias de Guillén y sus amigos: nada por aquí, nada por allá y murito final con cuestas de dos digitos porcentuales. La etapa no tenía mayor historia: fuga irrelevante que se sabía condenada desde el principio, control en el pelotón por parte de los equipos con uphill-finishers y poca cosa más. Pero de repente se produjo un enganchón importante en la mitad trasera del pelotón que cambió para siempre el cuadro en la línea de meta, y es que uno de los caídos era el campeón italiano Vincenzo Nibali.

Junto a él cayeron otros muchos corredores, como Bouhanni, Niemiec o Tiralongo que corrieron peor suerte que el siciliano. Pero parece que, si no es alguno de los capos quien toca el suelo, la caída pierde relevancia y se habla poco –o directamente se obvia- de ello.
Con esto, y volviendo al tema de Nibali, tuvo a su disposición a tres corredores para intentar regresar al grupo principal; pero por delante con la carrera lanzada y buscando la entrada a la última subida se tornaba en misión imposible el regresar al grupo. Misión imposible si en el ciclismo se siguiesen las normas a rajatabla –jejeje-, máxime cuando estamos cansados de ver ciclistas con supuestos problemas en la rueda delantera agarrados al coche mientras el mecánico toca la trasera, vergonzosos remolques vía entrega de bidón desde los coches de equipo o trascoches durante varios kilómetros.

Cuando en una nueva toma, de repente enfocaron nuevamente en el pelotón a Nibali, el público que siga el ciclismo de forma regular se debatía entre dos escenarios: estábamos ante un portento de la naturaleza o ahí había algo raro. Conociendo los antecedentes del italiano -que ya fue protagonista de un trascoche abrumador durante el Mundial de Florencia en 2013 que cambió el transcurso de la carrera, pese a las negaciones posteriores del interesado- la respuesta nos parecía bastante clara. Sin embargo, nadie protestó, nadie dijo nada. Como con muchos temas en el deporte.

Horas después de finalizada la etapa –no sé para qué sirven los jueces de carrera-, se comenzó a conocer en las redes sociales el ya famoso video desde el helicóptero en el que como por arte de magia, un coche de Astana hacía desaparecer a Nibali. El truco en este caso no estaba en ninguna chistera esta vez, sino en la mano del italiano agarrándose en el coche y acelerando a una velocidad endiablada; lo que le permitía llegar a cola del pelotón como si tal cosa.


Vuelvo a insistir: los jueces de carrera sirven y están para algo. Seamos claros, esta expulsión únicamente se debe a que en esta ocasión se ha pillado in fraganti al culpable; pero estamos convencidos de que jugadas como ésta se repiten día tras día y etapa tras etapa. Con la diferencia de que no se graban. Y por tanto no se sancionan. Y los jueces cobrando su buen sueldo y poniendo multas en francos suizos. Y la rueda sigue girando.

La reunión de la organización se produjo a última hora de la tarde, y se desveló que el propio equipo Astana pedía clemencia a través de su director, aceptando los 10’ en lugar de la expulsión. Pero no hubo piedad –y no debía haberla-, y terminó con Nibali en casa, poniendo la guinda a una temporada vergonzosa del bravo corredor italiano.

Ya metidos en harina, se llegó con el grupo de los favoritos compactos al Caminito del Rey, donde arrancó el reciente fichaje de AG2R, el buen francés Gautier; pero que no pudo hacer nada cuando se incrementó el ritmo y un dispar cuarteto formado por Dumoulin –un verdadero fuoriclasse-, Chaves, Roche y si, Nairo Quintana en una versión ofensiva inusitada en él. Fueron haciendo camino ante la pasividad del grupo, que temía a Valverde o no sabemos bien a qué y sólo el movimiento de Dan Martin le puso algo de picante.

Y hasta ahí. Hasta ahí recibimos imágenes del grupo. Cosa que fue criticada –y con razón- en el pasado Tour por Carlos de Andrés, pero que ayer obvió por no sabemos bien qué motivos –igual que la realización era suya-, y las cámaras se cerraron en el grupito delantero. Allí, se descolgó Nairo, al que terminó cogiendo Purito; después hizo lo propio Nicolas Roche para terminar en un mano a mano entre Dumoulin y Chaves, en una imagen más propia de un padre jugando con su hijo a tenor de las diferencias de tamaño corporal entre uno y otro ciclista. 


Pero no siempre gana el más grande, y atufado por el ácido láctico no pudo hacer valer su mejor –en teoría- final y terminó cediendo ante el buen colombiano, que se hizo con el premio gordo y las aproximaciones: maillot de todos los colores y etapa. Buen botín.

Por detrás, los favoritos en un pañuelo de segundos. Lo que le gusta a Guillén.

Sin mucho más allá de la historieta de Nibali –aderezada con un lamentable comunicado vía Facebook en el que acaba hablando de su mujer, su hija y mil historietas más-, se llegó al lunes en una etapa que parecía abocada al sprint. Así fue, y se logró demostrar ante aquellos que sólo ven ciclismo en julio y septiembre que Sagan es un pedazo de corredor. A mi juicio, uno de los tres mejores que habitan el pelotón.


Y es que el eslovaco, hizo valer su fuerza ante un Bouhanni que tiene predilección por tocar el suelo y volvió a caerse a la salida de una rotonda y un Degenkolb que viene corto y a preparar de la mejor forma posible el Mundial de Richmond. No sólo esto, sino que Sagan sorprendió subiendo bidones a los compañeros que le preparaban la llegada a falta de 30 kilómetros. Un auténtico fuera de serie.

Nuevamente la Vuelta volvió a dar síntomas de carrera del tres al cuarto, entrando en los últimos kilómetros por la autopista, obligando a cortar la circulación durante un buen rato –un saludo a los transportistas!- en un lugar que está plagado de carreteras más secundarias que mostrarían más de la ciudad –reclamo- y más de los ciclistas al facilitar movimientos.

Hoy, un nuevo murito al final de una etapa llana. Llevamos años explotando el cuestacabrismo en la Vuelta, y lo peor es que se está exportando al Tour. Es como una macabra tradición de finales de Agosto: mucho calor, ciclistas en pelotón llegando a finales en cuesta a través de autovías y la vuelta al cole.

Es el día de la marmota durante tres semanas...dos y media en esta ocasión, porque hay una serie de etapas que son totalmente impropias de Guillén, en el mejor sentido de la palabra: son etapas espectaculares.

Veremos que ocurre. Porque igual las neutralizan.

viernes, 21 de agosto de 2015

La Vuelta a España se ha convertido en una burla



Era algo que cualquier aficionado al ciclismo –aficionado de verdad, de los que saben cuándo es Flandes o Lombardía, no el que ve el Tour o piense que Sagan es un segundón- viene barruntando desde hace unos cuantos años: la Vuelta a España y sus organizadores son unos merluzos.

El merluzo mayor con los palmeros.
 Pero es una frase que hoy ha recibido la confirmación, la firma notarial y el visto bueno del Tribunal. Ya cuando en Enero se decidió que se haría una gili-CRE de 7 km. con diferentes asfaltos, mucha gente arqueó la ceja buscando una explicación. ‘Buscamos innovación y un sello propio’ era la respuesta que se obtenía desde la organización, que no entendía que también la colonia de pachuli tiene sello propio y no por ello es buena. Se informó de que atravesaría mármol, albero, y no sé cuantas cosas más: una burla al deporte, en resumen.
Pero bueno, ahí quedó el tema. Llegó Mayo con el Giro y algunos ignorantes mostraban el sterrato de Finestre como queriendo sacar pecho y repetir la absurda cantinela de ‘si lo hacen los extranjeros lo alabais, pero si lo hacen los españoles no lo tolerais’. 

El tiempo siguió pasando y hete aquí que llegó Agosto, y los ciclistas hicieron lo propio a Málaga para reconocer el terreno que debían recorrer en la CRE inaugural.
La organización había perpetrado –porque no tiene otra definición- un recorrido total y absurdamente criminal: arena de playa suelta, giros incomprensibles rematados con maderas y barandillas, badenes, cambios de rasante y un curveo más propio de una gymkana de campamento que de una competición deportiva profesional. 

Por aquí querían meter a 9 ciclistas a 50 km/h.
Los ciclistas alzaron la voz –y esta vez con razón- denunciando la broma macabra que Guillén como máximo responsable había permitido, en comandilla con el Ayuntamiento de Málaga, que parecía querer un evento ciclista de primer nivel pero sin estropear la circulación. 

¿El resultado que esperaban?: el Ayuntamiento tenía su CRE, que dura menos que una CRI; que si la metemos por la playa nos ahorramos cortar la ciudad un fin de semana de verano y mostramos la playa. ¿El resultado que han obtenido?: una imagen asociada al cutrerío que caracteriza los recorridos de la Vuelta y que deja en no muy buen lugar ni a Ayuntamiento ni a Vuelta.
Podríamos mirar hacia otro lado o incluso perdonar este error si fuese un hecho aislado, o si fuese la primera vez. Pero es que ya van varias veces en las que la Vuelta queda con el culo al aire en temas de organización de etapas o puramente empresarial:


  • En la CRE del año pasado pudieron contarse infinidad de rotondas en el primer parcial cronometrado, donde los ciclistas parecían estar atravesando una gymkana. No pasó nada de milagro.
  •  Cambio en los recorridos unos días antes y sin avisar.
  •  Página web que hasta una semana antes no detallaba NADA –a día de hoy hay que ir a buscar a otras fuentes si queremos ver las altimetrías de los puertos- de lugares de paso o itinerario. No hablemos del libro de ruta, que apareció hace 3 días.
  •  Una CRI neutralizada el año pasado por la lluvia. Si un recorrido no es seguro con lluvia, es que no es seguro; y el del año pasado no lo era.

Es la primera GV que recordamos que tiene 2 etapas neutralizadas de forma consecutiva, ya que la decisión final ha sido que la gymkana de mañana no compute a efectos de la general, sino exclusivamente para la clasificación por equipos. Por lo que, esperamos con toda nuestra fuerza, que los equipos salgan a ‘disputarla’ totalmente de paseo, a ver si de una vez por todas la organización aprende a diseñar recorridos ciclistas en condiciones.

Del twitter de Nicolas Roche.
Todo esto es lo que año tras año desluce la magnífica participación que la Vuelta tiene: es la parte empresarial la que claramente y año tras año falla. Está encuadrada en un lugar de excepción en el calendario: gente rebotada del Tour tiene su oportunidad y es un banco de pruebas ideal para quienes vienen a preparar los mundiales de dos semanas después. Aun así, son incapaces de aprovechar todo su potencial.

Imaginen como será el asunto, que toda la previa de una GV en la que van a tomar salida Froome, Quintana, Valverde –el podio íntegro del Tour-, Aru, Landa –a excepción de Contador, el podio del Giro-, Nibali, Pozzovivo, Sagan, Bouhanni, Degenkolb o promesas como Ewan, Dombrowski o Barbero, ha quedado relegada a un segundo plano por el esperpento que han llevado a cabo.

Lo peor de todo es que no van a aprender, porque año a año la cafrada que realizan supera a la de años anteriores. Esperemos que esta sea la definitiva y dejen de abochornar a los aficionados españoles al ciclismo.

martes, 18 de agosto de 2015

¿Serán protagonistas en la Vuelta?



Más allá de los nombres recurrentes y que todo el mundo, hasta el habitual lector de Marca de cafetería conoce; siempre es interesante analizar en la previa de las grandes vueltas a cierto tipo de corredores que pueden darse a conocer, o simplemente dar un paso más en su carrera.

Si por algo se caracteriza en los últimos años la Vuelta, es por las grandes sorpresas que viene deparando en las clasificaciones generales –más allá de bomberadas espectaculares, que también añadiremos-. La lista es larga, con Isidro Nozal, Santi Pérez, Juanjo Cobo o Chris Horner; Peter Velits, Ezequiel Mosquera en un segundo nivel. Corredores con calidad –buenos médicos también-, pero que jamás se podrían haber nombrado como favoritos en la previa a las Vueltas que les vieron irrumpir con violencia.

¿Y este año? Este año, será difícil alcanzar no ya la victoria final sino un puesto de honor; debido a la concurrela que se presentará en Marbella este próximo sábado: Froome, Quintana, Valverde –el podio del Tour 2015 al completo-, Purito, Nibali, Aru, Landa, Van Garderen, Rolland…vaya, todos menos Contador para poder juntar a los podios al completo de las 3 últimas Grandes Vueltas.

Uno de los nombres que con más fuerza han sonado este verano, ha sido el de Joe Dombrowski. Tras un paso discreto por SKY, con lesiones importantes en el año 2014 que le dejaron prácticamente en blanco, esta temporada se incorporó al Garmin-Cannondale de Jonathan ‘Don Limpio’ Vaughters. Y podemos decir que el cambio le ha sentado muy bien. Buenas clasificaciones a comienzos de año en San Luis y Trentino, que se vieron refrendadas en California –aunque eclipsado por los monstrusos Sagan y Alaphilippe-  y Suiza. 


Aunque su nombre entró frontalmente en escena apenas hace una semana, en el Tour de Utah, con una victoria de etapa brutal en Snowbird –allá donde Horner ya dejó muestras en vísperas de la Vuelta 2013- y haciéndose con la general. De acuerdo con que la concúrrela no era la mejor posible, pero vale la pena ver la ascensión que hace con él en primera persona y con unos niveles W/kg muy similares a los que registró Horner hace un par de años. Además, Utah es un banco de pruebas genial, debido a la altitud en la que se establecen los ciclistas y la ubicación en el calendario: suelen aparecer supercompensaciones brutales al cabo de un par de semanas. 

Será difícil que brille al nivel de rondar podio, pero esperamos volver a ver al joven que dejó tirado a Fabio Aru en el Gavia durante la disputa del Giro Bio hace no tanto tiempo.

Otro de los nombres que debemos seguir es el del joven australiano Caleb Ewan, del Orica Green Edge. El velocista, que está en su primera temporada como profesional –el año pasado comenzó su relación con Orica en Agosto, como stagiare-, aunque ya lleve años dando muestras de su talento, afronta su primera Gran Vuelta y no sabemos cómo asimilará las 3 semanas que le esperan.



Campeón junior de su país en 2010 y 2011, de CRI en 2012, triunfos parciales en el Tour del Porvenir en 2013 y 2014, 4º y 2º en los Mundiales sub-23 en 2013 y 2014; sin duda, no estamos ante ningún ‘piernas’. Este año, ha cosechado buenos triunfos ante velocistas como Farrar, Impey, Barbero o  Guardini, y en Polonia más recientemente fue capaz de ponérselo muy difícil a Kittel en la llegada de la etapa inaugural. Es evidente que el pequeño velocista lo tendrá complicado frente a auténticos bichos como Degenkolb, Bouhanni o Sagan en las llegadas masivas de la Vuelta, pero sin duda será uno de los ciclistas a seguir de cara al futuro. Orica ha traído un equipo sin aspiraciones demasiado elevadas, y esperemos que nos dejen saborear al menos algún dia, la calidad de Ewan trabajando para él.

Otro joven prometedor, en este caso de la tierra, es Carlos Barbero. El burgalés, del equipo Caja Rural lleva un año en clara progresión y con el punto de mira puesto en la carrera que comenzará el sábado. 


Ha demostrado su fortaleza en los últimos meses con buenos puestos ante consumados velocistas como Modolo o Cavendish en Turquía; y afinando su preparación para la Vuelta fue tercero en Getxo –que podría haberse llevado, de no haber mediado el incidente con Lobato en la llegada- y se hizo con la victoria en el uphill de Clunia en la Vuelta a Burgos –nada menos que ante Dani Moreno, todo un ganador de Flecha Valona-.

Veremos de qué es capaz ante la nómina de velocistas y uphill-finisher que acudirán a la Vuelta; pero de seguir con la tendencia que trae, no descartamos que pueda hacerse con algún triunfo parcial. Cuanto menos, será segura su presencia en los primeros puestos en etapas que le son propicias.